TESOROS INTERNOS

A pesar de todo lo que tengo que leer y estudiar, siempre intento encontrar un ratito al día para mi. La semana pasada uno de esos ratos lo dediqué a ir al bar del que ya hable hace un tiempo... donde aún me siguen preparando el capuccino nada más verme entrar (cómo lo voy a hechar de menos, es sin duda el mejor que he probado nunca!).

Me senté en una mesa al fondo del bar, con mis apuntes y mi mp3 y empezé a leer... Cuando llevaba allí un rato me dí cuenta de que habían quitado los cuadros que habían tenido en exposición durante unas semanas y que había un chico que estava en una mesa, con un montón de cuadros, decidiendo dónde los iba a colgar. (Entonces fue cuando mi cabezita empezó a pensar de más...)

Todos esos cuadros que para cualquiera de las personas que estabamos en el bar no eran más que lienzos manchados de pintura, para ese chico eran pensamientos, sentimientos, horas de borrones y vueltas a empezar, ilusiones... para ese chico son el creer que tiene algo que contar, algo que merece la pena ser dicho... Por eso calculaba con tanto cuidado cómo y dónde iba a colocar cada uno de sus pequeños tesoros, porque son suyos...

Quizá todos deberíamos creer tanto en nosotros como para creer que merece la pena que nuestros tesoros interiores sean vistos, oidos, escuchados, tenidos en cuenta... sin que nos importe que por ello se nos llame ilusos. Quizá solo necesitemos creer en ellos... Quizá estoy encontrando la manera de hacerlo...

Al final resutló que el chico, además, era simpático...